Uno de los temas que siempre me ha entusiasmado en la gestión de personas o recursos humanos ha sido todo lo relacionado con las habilidades directivas, y más en particular, todo lo relacionado con el liderazgo y los ejercicios de mando existentes dentro de nuestras organizaciones, así que lo que hoy os traigo son los 10 principales errores de un mal liderazgo y que espero sean motivo para un profundo debate y participación a través de vuestros comentarios.

En dicho listado de errores de un mal líder, iré desgranando algunos de los errores más comunes que provocan un liderazgo ineficiente y/o ineficaz desde la perspectiva del/la directivo/a o jefe/a,

Falta de humildad para seguir aprendiendo

Sin duda alguna, la falta de humildad para seguir aprendiendo es uno de los principales errores de liderazgo y de fracaso profesional de los directivos de hoy en día. Un directivo que no es capaz de seguir aprendiendo es un directivo abocado al más absoluto fracaso. Su falta de humildad le hace creer que solo él o ella tiene la verdad absoluta y le impide ver que siempre debe estar en constante aprendizaje.

Pienso que un buen líder nunca debe perder la humildad y el hambre de seguir aprendiendo y desarrollándose. En ocasiones, esto puede provocar que el equipo de colaboradores y colegas vean en el directivo cierta prepotencia, algo muy castigado cuando trabajamos en equipo.

Autoritarismo

El líder autoritario, de corte muy conservador y con un estilo de dirección más propio de los años 60-70 posee un estilo de mando que se basa en “ordenanzas”, el “yo mando, tu haces”. Sin duda alguna, estamos ante otro de los grandes errores de liderazgo, aunque con matices; lógicamente, aquí tendríamos que hablar también de las distintas generaciones ya que posiblemente hace 30-40 años esta situación no sería sancionable, incluso, en ciertos trabajos puede ser hasta necesaria como el caso del sector industrial; pero lo cierto es que hoy en día, en empresas del conocimiento done el resultado del trabajo depende del talento y conocimiento de las personas, en la que se intenta dinamizar los talentos individuales de todos los miembros de la organización, un estilo de liderazgo muy autoritario no es el más adecuado para conseguir una organización viva y equipos de alto rendimiento.

No liderar con el ejemplo

Otro de los motivos que hará que el nivel de liderazgo caiga por los suelos es sin duda la falta de valores representativos y admirables; en este sentido, y más si la compañía posee una fuerte cultura basada en valores como la integridad, honradez y sensatez. Aún siendo otros los valores culturales de la organización, un líder que no lidera por valores, es una persona que no lidera con el ejemplo: quizás uno de los más claros y evidentes; un directivo que no lidera a través de la acción y el ejemplo difícilmente podrá exigir a su equipo de colaboradores lo que él mismo no hace.

El líder debe ser capaz de movilizar a la acción de su equipo, contagiar el espíritu deseado y ser capaz de que le sigan allá donde deban ir.

No saber escuchar

Posiblemente, sea uno de los errores de un mal liderazgo más comunes y reconocibles por la mayoría; y también uno de los comportamientos más irritantes de un mal jefe. El hecho de ser un buen comunicador no supone ser bueno a la hora de escuchar. Y es que escuchar es imprescindible para comprender. Algunos de los ejemplos más claros son:

  1. Falta de atención de lo que te están diciendo, debemos escuchar y observar de forma efectiva, centrarse en el mensaje pero también el el lenguaje no verbal si queremos captar el significado real del mismo.
  2. Aprender a callarnos, en ocasiones es muy desagradable el hecho de que te estén cortando continuamente en una conversación, debemos dejar que el interlocutor termine lo que está contando.
  3. No dar nada por supuesto, y preguntar todo lo que haga falta, pero sin interrupciones continuadas, se debe hacer de una manera activa generando confianza en el interlocutor que verá como se ha ganado tu atención, esto hará que la otra persona comunique más y mejor. Sin duda alguna, este punto daría para una entrada completa en el blog.

Falta de “empowerment”

Yendo a la definición de la competencia, vemos que empowerment es “dar poder al equipo de trabajo, potenciándolo. Hace referencia a fijar claramente objetivos de desempeño con las responsabilidades personales correspondientes. Proporciona dirección y define responsabilidades. Aprovecha claramente la diversidad (heterogeneidad)”.

A menudo sucede que un jefe o líder no conoce a su equipo, esto le hace gestionar ineficazmente las expectativas de cada uno de sus miembros; y el hecho de no conocer las capacidades de los mismos, puede suponer graves problemas de productividad, organización, motivación, etc.

Preocúpate de conocer a tu equipo, dinamizar el talento de cada uno sus miembros y dirigirlos en la dirección adecuada. El mejor jefe es aquel que no hace falta.

Ausencia de “feedback”

Otro de los grandes errores de un mal liderazgo es la ausencia de feedback tanto correctivo como de refuerzo; tanto en forma como en contenido. Sin duda alguna, y en una opinión muy personal, pienso que muy poca gente saber dar feedback, y mucha menos aún se encuentra en ese selecto grupo de personas a las que les gusta recibir feedback correctivo en el desempeño de su trabajo.

De todas formas, esto no exime al jefe de tener que hacerlo para asegurar los niveles de desempeño deseados por la compañía, y esto supone que por el hecho de ser responsable de un equipo de trabajo, le hace poseedor de la caja de medallas, que debe saber administrar y otorgar de una manera inteligente y efectiva. Por otro lado, el feedback correctivo, siempre debe ser desde la perspectiva de la mejora, más que desde el castigo, desde la confianza en el talento de la persona, más que por “lo mal que hace las cosas”.

El feedback genera confianza, acelera el aprendizaje de las personas, les ayuda a conocer mejor sus funciones y responsabilidades, y a reforzar su posición, confianza y autoestima dentro del grupo y la compañía.

No generar confianza para atreverse

Hace tiempo leía en Twitter algo así como que “el liderazgo que necesitamos hoy en día en la empresa es el que consigue transformar, disipar temores y generar confianza para atreverse”. Y no puedo estar más de acuerdo. En un momento como el actual, en el que muchas de las empresas intentan gestionar sus empresas a través del miedo y la amenaza, supone un gran esfuerzo para los líderes de equipos el generar estar confianza en su equipo para atreverse a equivocarse. Sin duda alguna, es una circunstancia muy evidente, y del líder dependerá ser capaz de dinamizar todos estos talentos que viven bajo la sobra del despido y que piensan que es mejor pasar desapercibido que meter la pata.

Centrarse demasiado en la tarea

A menudo sucede que los/las directivos/as, sobre todo de pequeñas y medianas empresas están demasiado centrados en la tarea, algo para nada sancionable hoy en día, sobre todo porque las plantillas se han reducido y los perfiles demandados tienden a ser más versátiles, gente que sepa/haga de todo; multidisciplinares. De todas formas, lo enfoco desde otro punto de vista, hablo de ese/a directivo/a  que sigue demasiado centrado en la tarea, en la parte ejecutiva de su trabajo obviando, quizás, esa parte más estratégica y directiva, como es la planificación, organización, dirección y desarrollo de personas, prospectivas y generación de escenarios a futuro, etc.

No delegar

Otra de las causas generadoras de un mal liderazgo es cuando el/la directivo/a no confía en su equipo de colaboradores y prefiera hacerlo todo el/ella mismo/a con lo que estaría entrando en una espiral peligrosa de sobrecarga de trabajo y creando una dependencia muy dañina en su equipo al no generar autonomía dentro del equipo. Hay que delegar, y hacerlo bien para potenciar el talento de tu equipo y qué este alcance nivel de alto rendimiento.

De manera resumida para una correcta delegación, lo importantes discernir correctamente qué actividades puedes o no puedes delegar, en qué persona lo quieres hacer, y cuál será el camino para que esa tarea o función sea completamente delegada.

Mala gestión de las expectativas

Uno de los aspectos más complicados en cuanto a gestión de personas se refiere. A menudo sucede que una mala gestión de las expectativas de tus colaboradores origina una profunda desmotivación, fuga de talentos, problemas con compañeros, en resumen, conflictos y merma de la productividad de la persona y del equipo. Conoce a las personas de tu equipo, entiéndelas, y ayúdalas a progresar.

Espero tus comentarios!

Foto de August de Richelieu en Pexels

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