Existen tantas definiciones de coaching como corrientes y asociaciones nacionales e internacionales reguladoras de las mismas. Para mí (opinión personal), el coaching es un proceso de entrenamiento y/o aprendizaje en el que el coach acompaña a un coachee (cliente) en el descubrimiento del camino y las herramientas necesarias para conseguir sus objetivos, es decir, para cambiar y evolucionar de una situación actual a una situación deseada futura.
En entornos corporativos, este proceso de acompañamiento está orientado a directivos/as y empresarios/as (ejecutivos) con poder de decisión y responsabilidad sobre personas y/o equipos que buscan mejorar o desarrollar sus habilidades para sacar el máximo rendimiento de sí mismos/as y/o de sus equipos (equipos de alto rendimiento). Este proceso de acompañamiento ejecutivo descansa en el método Reflexión-Acción (RA) en el que se parte de una reflexión profunda de las habilidades que posee la persona/equipo para, a partir de ahí, construir una estrategia clara de mejora y un camino por recorrer mediante acciones concretas.
Con la irrupción del agile como filosofía de empresa y mentalidad de trabajo se detecta la necesidad de agentes del cambio que ayuden a la organizaciones en sus procesos de transformación. Surge de este modo la figura del Agile Coach, un profesional que ayuda a las organizaciones, equipos y personas a desplegar los valores, principios y prácticas ágiles, y que ayuda a empoderar al talento humano para afrontar con éxito el cambio organizativo, cultural y operativo necesario para convertir tu empresa en una organización del siglo XXI.