Si partimos de la innovación como la única y verdadera arma competitiva de la que disponen las organizaciones hoy por hoy para diferenciarse en su sector, y poder mantener el liderazgo en un segmento determinado, cada vez más competitivo, cambiante y exigente, podemos afirmar que el gran reto y propósito del nuevo año para las empresas de este país será la innovación, tanto de productos, como de procesos, que ayuden a aumentar la competitividad de sus marcas.
Es hora de implicar para mejorar, mejorar para avanzar.
Para Shumpeter (economista austriaco), innovación, que deriva del latín innovare, significa un acto o efecto de innovar, tornarse nuevo o renovar, introducir una novedad. Tiene su origen en la propia ciencia, en la creatividad y muy especialmente hoy en día en la Tecnología.
Así, la Wikipedia nos dice que la noción de innovación como proceso coloca el acento en la forma como ésta se percibe y produce, en las diferentes etapas a que da lugar (concepción, creación, investigación, desarrollo, producción y comercialización) y en la forma en que éstas se articulan.
La innovación de procesos puede mejorar drásticamente el rendimiento de una empresa, y más en un entorno tan exigente como el que estamos viviendo la gran parte de las empresas de este país.
Es hora de plantearse aquello que nunca nos hemos planteado hasta ahora, ¿Estamos haciendo las cosas bien?, si efectivamente estamos haciendo bien las cosas, ¿Se pueden hacer mejor? Seguro que a más de uno le sonará la frase de “Esto se hace así, porque siempre se ha hecho así”. Esta frase se ha transformado en una especie de halo imposible de cambiar. La mera formulación de la estrategia ya no es suficiente, también es esencial diseñar los procesos para implantar las estrategias. De ahí la importancia siempre de los procedimientos. Hay que procedimentar.
Es por ello, que debemos plantearnos si nuestros procesos son susceptibles de mejora, cambiar para evolucionar, lo que se ha hecho hasta ahora efectivamente nos ha servido, pero debemos plantearnos si nos valdrá de ahora en adelante, y si realmente lo hacemos porque es la mejor manera de realizar o ejecutar, o si realmente es la manera fácil de seguir haciendo nuestro trabajo diario.
Por este motivo pienso que las organizaciones deberán interiorizar este concepto como propio y básico de su cultura, e intentar traspasar dichos valores a todos y cada uno de sus empleados, traspasando la gran parte de dicha responsabilidad a los departamentos de recursos humanos.
La innovación en procesos, se basará en las nuevas tecnologías, en una plantilla motivada y en el compromiso de la alta dirección con una visión estratégica del negocio.
El compromiso de la alta dirección en la visión estratégica del negocio se presupone, puesto que si eres directivo, se te presupondrá dicha responsabilidad. Es por eso que la directiva y mandos superiores serán los encargados de canalizar sus deseos y estrategias al resto de empleados, así como de ser los primeros interesados en una buena gestión del cambio que ayude a aumentar la competitividad de las organizaciones que dirigen.
Para conseguir una plantilla motivada habrá que analizar y conocer que es lo que mueve a cada unos de tus empleados. Es decir, lo que les motiva en su trabajo diario. La gente tiene que saber que sus esfuerzos son recompensados, o al menos valorados, puesto que si no es así, apenas se conseguirá nada por muy buenas que sean las voluntades e ideas de los directivos o superiores. Hay que conseguir hacer partícipe al empleado, que también se sienta dueño de la idea. Y saber explotar al máximo su talento y profesionalidad. Como Virginio Gallardo, compañero de timeline (http://supervivenciadirectiva.com/) “La mayor causa de ineficiencia empresarial es el enorme talento desaprovechado que existe en la mayoría de las organizaciones”.
Es importante fomentar la creatividad en favor de soluciones. Algunas de las medidas que se pueden adoptar para fomentar la cooperación de todos los empleados pueden ser:
- Implantar premios extraordinarios a la innovación.
- Crear una política de innovación, por ejemplo: al que tenga una idea de cómo reducir el gasto de papel en el uso diario de una oficina, tendrá de premio al fin al de año, de la mitad del coste ahorrado con la implantación de la medida.
- Favorecer la comunicación directa entre todos los implicados en una idea, que todo el mundo maneje la misma información y pueda aportar en la misma dirección.
Y por último, todo ello habrá que realizarlo con una clara visión hacia las nuevas tecnologías y ciencias de la información como elemento diferenciador y canal de mejora de las organizaciones actuales.
Éstas podrían ser las fases para la implantación de ideas de innovación en procesos de gestión:
- Detectar la necesidad de cambio, la idea.
- Estudiar la viabilidad, la necesidad de su aplicación práctica. Estudio económico, costes, etc.
- Detectar los factores limitantes, barreras personales o de organización.
- Comunicar, involucrar, evangelizar. Crear compromiso y emociones positivas alrededor de la idea.
- Planificación de la implantación desde el punto de vista de los resultados.
- Implantación y análisis posterior. Es importante el análisis, “sólo aquello que se mide puede mejorar”.
Algunos ejemplos de innovación muy ambiciosos han sido, IBM redujo de siete días uno el tiempo de preparación de ofertas para la compra o leasing de un ordenador, además de preparar un número de ofertas diez veces mayor. Otro, un análisis de la Bolsa de Nueva York sugiere que el rediseño de los procesos de contratación podría ahorrar cientos de millones de dólares al año a compradores y vendedores.
Lógicamente, aquí he expuesto un par de ejemplos de organizaciones y economías a gran escala. Cualquier innovación es válida, si con eso generamos valor a nuestra marca, disminuimos costes y mejoramos la calidad y seguridad en nuestros procesos.
En resumen, aquí os planteo una de mis reflexiones, la de gestionar la innovación en las organizaciones, una innovación capaz de mejorar la competitividad de nuestras marcas en favor del desarrollo económico de la organización y del desarrollo personal y profesional de cada uno de sus trabajadores, en definitiva, implicar para mejorar, mejorar para avanzar.
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