En esta ocasión, trataré de exponer mi opinión sobre un fenómeno que preocupa a muchos directivos de recursos humanos y gestión de personas y que es una clara evolución, e incluso una variante, del absentismo laboral al que ha estado tiranizado nuestro mercado laboral desde siempre; me refiero al presentismo Laboral, insatisfacción laboral contra productividad y competitividad.
Recordemos, que a pesar de que el absentismo laboral se ha reducido considerablemente desde el comienzo de la crisis, España sigue siendo uno de los países con mayor tasa de absentismo laboral de la zona euro, con lo que esto supone en términos de costes laborales, desajustes de plantilla y producción, y carga de trabajo para mandos operativos y responsables.
¿Qué es el presentismo laboral?
Para los que todavía no sepan de que les hablo, el absentismo laboral es la ausencia de una persona de su puesto de trabajo, en horas que correspondan a un día laborable y dentro de la jornada de trabajo; y del que existen diferentes tipos:
- Justificado (vacaciones, permisos maternidad, matrimonio o paternidad por nombrar algunos; incapacidades temporales, etc.).
- No justificado (como su nombre bien indica, es aquel que no es justificado por el trabajador).
- Absentismo presencial o presentismo laboral, correspondiente a aquel en el que el trabajador, aún estando en su puesto de trabajo, sufre una merma considerable de su rendimiento, o lo que es lo mismo, no está siendo productivo.
Los motivos de este absentismo presencial pueden ser muchos y muy diversos, sin duda, el más claro es debido a la filosofía, desgraciadamente siempre en actualidad, de sumar más horas de trabajo a nuestras jornadas laborales, pero si quisiéramos encontrar un punto en común a todos ellos, diría que se trata de una disfunción de dos variantes, «motivación» y «productividad» que dan como resultado una insatisfacción laboral plena.
Cuando hablo de motivación me refiero a los propios determinantes y deseos de iniciar el esfuerzo para realizar una determinada tarea, se trata de alcanzar el nivel de esfuerzo y decisión necesarios para el alcanzar la meta. En este sentido, es obvio pensar que no todas las personas se mueven por las mismas motivaciones, metas ni patrones de conducta.
En cuanto a la productividad, ésta es entendida en su modo más genérico, como la habilidad de fijar para uno mismo objetivos de desempeño por encima de lo normal, es decir, se trata de la búsqueda de la excelencia, de superar lo estándar y conseguir niveles de desempeño superiores.
10 ejemplos de presentismo laboral
- Mal uso de internet (acceso a redes sociales, prensa online, etc.).
- Mal uso del correo electrónico para fines personales.
- Mal uso del teléfono.
- Pérdida deliberada de tiempo.
- Ralentización de las operaciones más cotidianas.
- Pararse a hablar con todos los compañeros que te encuentras por el pasillo.
- Mal humor e irritabilidad.
- Aburrimiento.
- Estrés.
- Falta de compromiso con tus obligaciones.
10 soluciones para prevenir el presentismo laboral
- Sistemas tecnológicos de control (Keyloggers, firewalls, etc.).
- Sistemas de control horario (presencia).
- Sistemas de control de productividad o de tiempo efectivo de trabajo.
- Sistemas de control de rendimiento.
- Cámaras de video vigilancia.
- Políticas de conciliación.
- Horarios de trabajo flexible.
- Políticas de retribución basadas en productividad.
- Políticas de gestión de talento y desarrollo profesional.
- Motivación.
A mi entender, y según la explicación que daba antes sobre la disfunción de las dos variantes de motivación y productividad, este tipo de acciones o soluciones, lo que hacen es atacar la dolencia, es decir, es como tomar una aspirina para el dolor de cabeza, atacamos el dolor, pero no lo que lo provoca, que es el verdadero problema que hay que atacar. Cuando hablamos de sistemas de control, hablamos de medidas que en muchas ocasiones son muy agresivas contra la privacidad del trabajador y que pueden llegar a conseguir el efecto contrario al que deseamos. Por este motivo, yo siempre soy partidario de trabajar la motivación, porque la motivación es la mejor herramienta de movilización de las personas.
Sin duda alguna, en empresas del conocimiento, podemos decir que esta pérdida de rendimiento podría ser más complicada de detectar, o al menos no tan fácil como en secciones de producción y fabricación en la que todas las operaciones están más parametrizadas, y se mide todo en términos de tiempo y calidad. Pero lo cierto es que los trabajadores del conocimiento, por sus condiciones, pueden ser proclives a este tipo de absentismo, y debemos estar preparados para ello.
De todas formas, sé que muchos/as estaréis pensando que hoy por hoy se está fomentando este tipo de fenómeno en el seno de las organizaciones en las que se vuelve a premiar las horas de permanencia en el puesto de trabajo frente a las horas verdaderamente productivas. Hablamos de un lucha que dura ya muchos años, y que el señor Díaz Ferrán, aún siendo presidente de la CEOE allá por el 2010 recordaba a los españoles la necesidad de trabajar más por menos, se equivocaba.
No se trata de trabajar más horas, sino trabajar mejor.
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